miércoles, 7 de octubre de 2009

Aquella lejana alborada

Temprano, temprano en el día,

sé como estirar mis ojos para ver si resplandece el reflejo de mi rostro.

No resplandece, hoy no resplandece,

porque la madrugada se llevó mis ideas que enamoraron a mis ganas.

Tan femeninas, mis ideas y mis ganas se fueron juntas a pasar el resto del dia,

fuera de mi ser, no me necesitaban.

Yo las necesitaba, irresponsables fueron, me dejaron descalza.

Sin rostro, sin reflejo.

Sin ideas.

Sin ganas.