Cuando la escritura se convierte en medicina, podemos surcar
los más temible miedos
desahogar interminables penas, curarnos de todo malestar,
volvernos transparentes.
Cuando la escritura se vuelve medicina creemos que es posible
mutar a mejores formas
alivianarnos, ahondar nuestros sentimientos y sensaciones.
Cuando la escritura se convierte en medicina, los días se
vuelven menos complicados
y en las noches no hay lugar para fantasmas.