miércoles, 23 de julio de 2008

Mas inercia bajo el sol

Llovía sobre mi vereda y salí apurada para observar aquello que me encantaba. Estuve parada casi cinco minutos viendo como todo se cubría de agua, luego mis piernas cansadas hicieron que me sentase en la entrada de la puerta de mi casa. Un auto paso, veloz, interrumpiendo el sonido de las gotas al caer. Un viejo se aproximaba llamando a su perro, vestía un gracioso piloto amarillo. Dos personas cruzaron por la vereda de enfrente en altas voces. Un ciruja muy abatido pasó con su carro acuestas. El cielo, muy negro. Unas gotas caían desde mi balcón y me dieron ganas de posarme debajo de ellas para refrescar mi mente pero no tenía ganas de que mi pelo se mojase. Mire mis pies descalzos y estaban algo morados, los cubrí con mis manos pero no hubo caso, seguían helados. Ahí viene mi vecino, me saluda y enciende un cigarrillo, mientras, comentamos la lluvia. Muy de pronto comienza a salir el sol y con él, llega un aire de calor muy pesado, en segundos miro rápidamente el cielo que me había regalado eso que tanto me gustaba: un enorme arcoíris. He notado que al mirarlos se produce en mi una extraña alegría, casi como si me hipnotizaran y más me cuesta quitarles la mirada. A lo lejos se oyen gritos, no me inquieta, mi barrio es algo trastornado, un par de hojas se caen del árbol de la esquina y gracias a Dios el sol ahora se reflejaba en mis pies dándoles un poco de color y poniendo rojizas mis mejillas. Serena calma llenaba mi boca con sabias palabras. Solidas ideas aclaraban el panorama de mi día que ya había comenzado a despejarse.

jueves, 17 de julio de 2008

[...]pero no se si mañana tendre ganas de seguir escribiendo sobre lo que hoy anhelo de vos [...]

Soleado

...Sería lamentable, que me engañe por los últimos abrazos que sucedieron a la manera de pensar en recuperar los días saturados de sol reparando el espíritu de exigencias reivindicadas por el corazón...

Ensayos y reflexiones por errores

La mentira, defecto humano
Vivimos de la astucia día tras día, del ingenio de nuestras mentes, evadiendo aquellas situaciones que nos disminuyen.Manifestaré algo que me provoca vergüenza. Qué sería si no pudiera existir la mentira, si mentir fuera algo irrealizable, como si nuestra mente nos lo impidiera. Y pensé que distinta sería nuestra historia, nuestra vida, nuestra manera de ver las cosas, todo más leal, todo más confiable . No quisiera tomarlo con tanta seguridad pero en algunas ocasiones nos servimos de mentiras, o dicho de otro modo, la usamos como una herramienta. Unos más, otros siempre, pero nadie la ha negado.
¿Quién puede admitir que nunca mintió sabiendo que no esta diciendo la verdad? Nos mienten los diarios, los políticos, las noticias, los presidentes, nuestros allegados, nuestras parejas, mentimos cuando vamos a trabajar, cuando nos cuestionan, cuando hacemos el amor, cuando queremos rechazar a alguien, mentimos en encuentros casuales, mentimos cuando no queremos perder a alguien, mentimos sobre nuestro estado de animo, mentimos inevitablemente, para safar, para gustar, nos mentimos a nosotros mismos.
Por supuesto que no en todos, pero en algunos de estos entornos lo hacemos, lo hicimos o lo haríamos. Mentiras que pasan desapercibidas, mentiras que nos hieren y nos llevan a la desilusión, a la desconfianza, al desamor, al desconcierto, al desasosiego, a rumbos inciertos. Si hay algo que odio es la mentira pero, ¿cómo escapar completamente de ella?.
No quisiera generalizar, con esto no digo que nunca digamos la verdad, pero hay ciertas situaciones límites que nos llevan inevitablemente a la ficción, a la simulación, al fingimiento, a crear falsas apariencias. Entonces imagínense, (y esto realmente me preocupa) si somos lo que decimos y mentimos cuando decimos lo que somos ¿somos parte de una mentira, de una ficción? Y rápidamente me surge, ¿cuándo se esta seguro que realmente conocemos a la persona que tenemos a nuestro lado? ¿son todas nuestras relaciones inciertas? ¿se puede vivir sin hipocresía?.

Tacones lejanos

...Derramada libertad que escondes al mirarme. Obsolente allí descubro que ese rostro no era el tuyo. Despojada valentía que susurra en agonía, tratando de hallar el modo de subsistir, eliminando la importancia que te doy algunos días…

Resistencia

[...] Vieron enrojecer mis pies después de una larga caminata, en busca de árboles primitivos...
vieron caer mis brazos abatidos del viento...
vieron enredarse mis cabellos después de dar vueltas en la tormenta...
vieron quebrarse mis huesos arrojándome al abismo.
Pero nadie notó mi alma cubierta de cenizas,
mi rostro derrumbado, mi vida deseca, mi demencia crónica.
Nadie noto que sólo era un cuerpo sin vida lo que de mi quedaba [...]

ME VESTIRE DE CENIZAS

[...] Saltaré para verte más de cerca y sabré que un espejismo a lo lejos me espera.
No necesitaré escuchar tétricas melodías para complacer mi alma, ella ya esta demasiado dañada.
No volveré a ver tu figura, aquello quema mis palabras y enmudece mis ganas [...]

En el cuerpo de un demente

...Subiendo mi vista adorno mis pupilas de un azul ardiente, lleno, lejano.
Recostada sobre mí yace la hermosura de los días,
contemplando la armonía que muchas veces no percibí y hoy la siento rodeando mis manos, indicándome que nada se detiene sino lo desearía.
Y yo sin concebir nada, rechazo esa armonía colmándola de inquietudes y eufonías que amortiguan las dolencias que pronto sentiré en mi rostro...