domingo, 17 de mayo de 2015

Redención

Sumergirse en las solemnes aguas del abismo, olvidar la razón por momentos
oir el sentimiento, alcanzarlo, retenerlo y complacerse
conocer otro horizonte, el de la no cordura, el del deseo enajenado
abstraerse, hundirse en el más íntimo de los yoes, eliminando los otros que distraen.

Soltar las emociones aunque resulte complejo 
sentir que no dependemos del espacio, que nada puede afectarnos
alcanzar estados de armonía sin que la conciencia influya en el proceso
¿Cuán difícil puede ser elevarse y alcanzar el pedestal de la felicidad?.   

2 comentarios:

Bru dijo...

hoy pensaba en lo curioso que es que nosotros, escritores y poetas, usamos el lenguaje casi con el único objeto de trascenderlo, con la plena conciencia de que no alcanzan ni nunca van a alcanzar las palabras para dar eso, lo que está "detrás"... "olvidar la razón por momentos
oir el sentimiento, alcanzarlo, retenerlo y complacerse
conocer otro horizonte"
felizmente contradictorios

Estefanía Verónica Santoro dijo...

Seguramente Bru, me gustó tu reflexión. Utilizamos el lenguaje como herramienta de juego y de liberación de ciertos estados que tal vez escondemos en nuestro interior.