Contadas veces estremecimientos para el alma hacen que mi espíritu rejuvenezca.
Como cuando de niña en donde el tiempo no tenía un sentido justo y mis sueños
eran atravesados por cuentos de mundos llenos de orquídeas y jazmines que endulzaban mis manos y adornaban los días de color gris.
Cuanto daría por volver allí, excluyéndome de las odiseas actuales que millares de veces lucen sombrías.
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